jueves, 8 de octubre de 2015

Arte Vivo 1
En el 78, Mario Dali visitaba la casa de mis amigos de infancia y vida: Clemente, Héctor  e Inés, María Othon, con los que había jugado Soldaditos, policías y ladrones, Rescatemos a la princesa, Toquemos la guitarra que a las niñas le gusta y Salgamos a 23 a buscar novias.  Lloramos juntos en el 80, unidos.  Fuimos Nakamas[1]  cuando querían expulsar a Clemente de la Universidad por tener un amigo que se metió en la Embajada de Perú y Héctor, que era Presidente de la FEU[2] en la Facultad de Física,  renunció siendo una de las mentes más claras de la fórmulas cubanas porque querían que sancionara a su hermano por tratar de ser “adivino” o “lengua e trapo” que es más repudiable en el Cerro de mis amores que enamorar mujer ajena y se disolvió la posibilidad de rimar la Teoría de los Gemelos de Einstein. Se removieron los cimientos familiares y a volar por el planeta hacia confines diferentes a destiempo.
Yo, acabadito de graduar como Licenciado en Pedagogía del 2do Contingente del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, en Geografía, y con tantos amigos espeleólogos como trovadores.
Inaceptable la ubicación que me dieron  al lado del Mar Caribe donde los mosquitos se amasaban, no se aplaudían. Tú pasabas las manos por los brazos y allí morían varios llenos de tu sangre. A los amiguitos del status los ubicaban cerca del barrio, los que tocábamos guitarra con Donato Poveda,  Xiomara Laugart y Alberto Tosca, para Batabano, muy lejos , muy lejos.
En ese estado de ánimo, Mario Dali me dijo: “¿Quieres ser productor de Arte Vivo?”.
Al otro día, a las 8.30 de la mañana, entré en una sala donde no conocía de verbo a nadie. Los había visto tocar en el Cija (Centro Internacional de Jóvenes Artistas) en el Festival de la Juventud y Los Estudiantes del glorioso 1978. Y había visto la cara de asombro de Niemen, ese polaco genial que no entendía qué sonidos salían del Vermona, ese teclado Socialista de Alfredo Gómez, el más accidentado músico de mi entorno, pero que podía regalarte un solo de tientos para historiografiar en la historia de la gran música cubana.
Sabía en lo que iba a trabajar pero no sabía cómo hacerlo y ellos fueron mi más gloriosa Universidad
 Arte Vivo,  banda de mis sueños.  El Arte Vivo de Mario Dali en la guitarra y con su sintetizador que era un MiniMoog monotonal, con un banco maravilloso de timbres del Trilogy de Emerson Lake  and Palmer y de Yes de Rick Wakeman,  de Enrique González,  con un Drums enorme y sonoro lleno de descubrimientos y un Gong, en ocasiones, muy pocas, cuando nos lo prestaba la Sinfónica pero Gong al fin. Juan Antonio Leyva y su bajo tocado como guitarra  y su Hendrix en la cabeza mientras vivía en un árbol. Ese trío.  En las voces,  la Viviana García, de profesión bodeguera para vivir y acabadita de ganar el gran premio Adolfo Guzman por defender  la obra de Marta Valdes  y Marta Valdes que casi nunca se equivoca en quien canta sus canciones y esa otra lunática llamada Tanya, que recreaba  Rocanroles  en el teatro de La Casa de Cultura de Plaza y hacía "  I Will Survive"  mejor que Malanga.
Entré en el local de ensayo de calle Línea que pertenecía al Teatro Estudio de Raquel y Vicente Revuelta  y donde se estaban ensayando las obras El Travieso Jimmy y Comedia a la Antigua y donde Arte Vivo componía la banda sonora. En el tiempo siempre he querido analogar, salvado las repercusiones de las Obras,  que  ese fue el ICAIC de Arte Vivo. La mente siempre inteligente de Vicente para ver en la niebla  del Arte  y desentrañar qué  hay detrás de la niebla y qué esconde el humo. Vicente ese genio poco hablado, protector del talento y Raquel más terrenal pero virtuosa y con ideas buenas y malas como todos los que dirigen algo. En fin, un mucho más ser humano que  Vicente, que  era un estratosférico y los estratosféricos visibilizan el futuro y los humanos deciden.
Los Revueltas y Teatro Estudio dejaron que Arte Vivo creara.
Allí entendí doscientas horas de estudio de Bela Bartok, de Hidesmiths, de John Dowland,  Leo Brouwer y todo el rocanroll del mundo hecho hasta 1978 y el que venía después. Oí y vi horas de repetición de un pasaje para que todas las estructuras cerraran como el túnel de La Habana- diseñado por un cubano - sin goteras aun y dejar lugar a la improvisación que parecía escrita y que manaba vida y sudores de incomprensión.
Esa música estaba encerrada, herida y peligrosa. Pensaba o sugería el pensamiento. Es más fácil encerrar un verso. Perdóneme maestro Eliseo Diego. Pero, ¿cómo encierras la nota que te hace imaginar la Libertad?
Nunca entendí, ahora menos, por qué  no teníamos trabajo. Oigo el demo que rescató Humberto Manduley,  más fan de la banda que yo,  porque él era público y tenía tiempo para disfrutarlo y seguirlos como culto por esta ciudad. Yo lo disfrutaba en la “fisicalidad” de marchar oculto tras bambalinas para que se pudiera cambiar una cuerda de la guitarra de Daly en el escenario de la Covarrubias, en un concierto compartido con la banda Géminis de Luis Manuel Molina, sin tener que parar el show y continuar con el delirio de un teatro lleno hasta el cartón disfrutando rock cubano y sinfónico.  Después tener que  oír a un idiota histórico - todavía toca claves -  decir “qué bien tienen preparado el preformance”. Si…lo teníamos bien pensado. Pero romper  una cuerda era sacrilegio. No había más. Se rompió la puta cuerda y nos quedaba una y yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Pero amábamos ese escenario. Hoy lo hablé con Alberto Tosca y me dijo “No se me olvida esa imagen, Yo estuve allí”.
Nunca entendí por qué cada vez que íbamos al Mincult a buscar trabajo nos daban curvas. Slider, tenedor, nunquita una recta: “no está, salió, reunido, de vacaciones, fuera del país… no está”… Bis sin Music.
Pero estaba Ángela Grau, Bobby Carcasses, el Teatro Terry y el Grupo de Teatro Pinos Nuevos. Cuatro puntos cardinales de la historia de Arte Vivo;  el Centro Teatro Estudio.  Fueron ellos brújulas encantadas que marcaron momentos irrepetibles de la música cubana en alma de rock sinfónico. Dejo el Pabellón Cuba para final. Ángela Grau, señora de respeto y prosapia, conocimiento y alma abierta a la creatividad. La vi pocas veces, pero todos los que estuvieron cerca hablan muy  respetuosamente de ella y su gran valía. Arte Vivo tuvo en la Covarrubias, Café Cantante y Sala Avellaneda sitios para dejar constancia de su talento ilimitado y ella nunca lo desaprobó.

Sigo en la otra, pensar cuesta...
Enrique Carballea






[1] Piratas japoneses.
[2] Federación de Estudiantes Universitarios.

domingo, 4 de octubre de 2015

A modo de presentación

A veces soy irresponsablemente egocéntrico... pero soy Leo y no puedo dejar de serlo.
Nací un 30 de julio de 1956, a mucha honra. Por eso me atropello y empiezo a escribir más o menos.
Algunos amigos me han dicho “escribe, no dejes pasar más tiempo”. Bueno los complazco a mi aire. No esperen todos los días noticias mías porque vivo en ETECSA[1]... Ya subirán a la red mis escritos, fotos y lo que quiera y pueda tecnológicamente subir cuando tenga oportunidad.
Encontré un nombre para mi blogg.  Se llamará Enrique Carballea o el productor de los hippies del Comunismo. Robo el nombre de un escrito que hizo Rafael Rojas para el libro que publicó la SGAE[2] en el año 2002, creo. En él habla de la vida y obra de Santiago Feliú.
Santi fue el Hippie del Comunismo y yo fui, como dice Juan Pin, el que más lo cuidó. El productor del Hippie…



Pero también trabajé con otros tan o más  aunque algunos olvidaron el primer paso y otros no lo fueron tanto,  ná! la fórmula da más Hippies que Acomodados.
Y yo tratando aun de no acomodarme a nada. Ojala lo logre...
En fin a Bloggear cuando me nazca y ustedes a esperarme o no en ese hueco negro que es el Amor.
Empiezo con un guaguancó que tiene guardado Rene Espi en sus archivos del Casino Deportivo y que yo grabé con mi voz de Zumbado a las 4 de la mañana y que escribí caminando por Ciudad Deportiva a las 4.30 de la mañana, un pre día de ciclón, antes de irme con  Jazz Cuba Today para Ottawa en el 2005 y ver tocar a ZZTop.

Guaguancó...

Yo amo esta fuckin ciudad
yo amo esta fuckin ciudad
ojos tristes, cara alegre
Payasa de la  verdad
Yo amo esta fuckin ciudad
Yo amo esta fuckin ciudad
del alma trémula y sola
de Lezama y el Van Van
Camino estas duras calles
de piel de cualquier color
la lluvia rompe
el barquito
que aquel mi amor niña
soñó
Una neurona insurrecta
Las otras en el Nirvana
son mis derechos humanos
para vivirme la Habana
No pacté con Policías
Ni reí con federales
La  libertad si se esconde
¿Es canción, ala o pedales?
Yo amo esta fuckin ciudad
Yo amo esta fuckin ciudad
del Alma trémula y sola
de Lezama y el Van Van

María y Caracoles
María y Caracoles

Bueno, nos vemos Etecsa mediante
La próxima entrega :  Arte Vivo

Enrique Carballea
3.10.2015




[1] Compañía de teléfonos en Cuba.
[2] Sociedad General de Autores y Editores.