Arte
Vivo 1
En
el 78, Mario Dali visitaba la casa de mis amigos de infancia y vida: Clemente,
Héctor e Inés, María Othon, con los que
había jugado Soldaditos, policías y ladrones, Rescatemos a la princesa,
Toquemos la guitarra que a las niñas le gusta y Salgamos a 23 a buscar
novias. Lloramos juntos en el 80,
unidos. Fuimos Nakamas[1] cuando querían
expulsar a Clemente de la Universidad por tener un amigo que se metió en la
Embajada de Perú y Héctor, que era Presidente de la FEU[2] en
la Facultad de Física, renunció siendo
una de las mentes más claras de la fórmulas cubanas porque querían que
sancionara a su hermano por tratar de ser “adivino” o “lengua e trapo” que es
más repudiable en el Cerro de mis amores que enamorar mujer ajena y se disolvió
la posibilidad de rimar la Teoría de los Gemelos de Einstein. Se removieron los
cimientos familiares y a volar por el planeta hacia confines diferentes a
destiempo.
Yo,
acabadito de graduar como Licenciado en Pedagogía del 2do Contingente del
Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, en Geografía, y con tantos
amigos espeleólogos como trovadores.
Inaceptable
la ubicación que me dieron al lado del Mar
Caribe donde los mosquitos se amasaban, no se aplaudían. Tú pasabas las manos
por los brazos y allí morían varios llenos de tu sangre. A los amiguitos del status
los ubicaban cerca del barrio, los que tocábamos
guitarra con Donato Poveda, Xiomara
Laugart y Alberto Tosca, para Batabano, muy lejos , muy lejos.
En
ese estado de ánimo, Mario Dali me dijo: “¿Quieres ser productor de Arte Vivo?”.
Al
otro día, a las 8.30 de la mañana, entré en una sala donde no conocía de verbo
a nadie. Los había visto tocar en el Cija (Centro Internacional de Jóvenes
Artistas) en el Festival de la Juventud y Los Estudiantes del glorioso 1978. Y
había visto la cara de asombro de Niemen, ese polaco genial que no entendía qué
sonidos salían del Vermona, ese teclado Socialista de Alfredo Gómez, el más
accidentado músico de mi entorno, pero que podía regalarte un solo de tientos
para historiografiar en la historia de la gran música cubana.
Sabía
en lo que iba a trabajar pero no sabía cómo hacerlo y ellos fueron mi más
gloriosa Universidad
Arte Vivo,
banda de mis sueños. El Arte Vivo
de Mario Dali en la guitarra y con su sintetizador que era un MiniMoog
monotonal, con un banco maravilloso de timbres del Trilogy de Emerson Lake and Palmer y de Yes de Rick Wakeman, de Enrique González, con un Drums enorme y sonoro lleno de
descubrimientos y un Gong, en ocasiones, muy pocas, cuando nos lo prestaba la
Sinfónica pero Gong al fin. Juan Antonio Leyva y su bajo tocado como
guitarra y su Hendrix en la cabeza
mientras vivía en un árbol. Ese trío. En
las voces, la Viviana García, de
profesión bodeguera para vivir y acabadita de ganar el gran premio Adolfo
Guzman por defender la obra de Marta
Valdes y
Marta Valdes que casi nunca se equivoca en quien canta sus canciones y esa otra
lunática llamada Tanya, que recreaba
Rocanroles en el teatro de La
Casa de Cultura de Plaza y hacía "
I Will Survive" mejor que
Malanga.
Entré
en el local de ensayo de calle Línea que pertenecía al Teatro Estudio de Raquel
y Vicente Revuelta y donde se estaban
ensayando las obras El Travieso Jimmy
y Comedia a la Antigua y donde Arte Vivo componía la banda sonora. En el tiempo
siempre he querido analogar, salvado las repercusiones de las Obras, que ese
fue el ICAIC de Arte Vivo. La mente siempre inteligente de Vicente para ver en
la niebla del Arte y desentrañar qué hay detrás de la niebla y qué esconde el humo.
Vicente ese genio poco hablado, protector del talento y Raquel más terrenal
pero virtuosa y con ideas buenas y malas como todos los que dirigen algo. En
fin, un mucho más ser humano que Vicente, que
era un estratosférico y los estratosféricos visibilizan el futuro y los
humanos deciden.
Los
Revueltas y Teatro Estudio dejaron que Arte Vivo creara.
Allí
entendí doscientas horas de estudio de Bela Bartok, de Hidesmiths, de John
Dowland, Leo Brouwer y todo el rocanroll
del mundo hecho hasta 1978 y el que venía después. Oí y vi horas de repetición
de un pasaje para que todas las estructuras cerraran como el túnel de La Habana-
diseñado por un cubano - sin goteras aun y dejar lugar a la improvisación que
parecía escrita y que manaba vida y sudores de incomprensión.
Esa
música estaba encerrada, herida y peligrosa. Pensaba o sugería el pensamiento.
Es más fácil encerrar un verso. Perdóneme maestro Eliseo Diego. Pero, ¿cómo
encierras la nota que te hace imaginar la Libertad?
Nunca
entendí, ahora menos, por qué no teníamos
trabajo. Oigo el demo que rescató Humberto Manduley, más fan de la banda que yo, porque él era público y tenía tiempo para
disfrutarlo y seguirlos como culto por esta ciudad. Yo lo disfrutaba en la “fisicalidad”
de marchar oculto tras bambalinas para que se pudiera cambiar una cuerda de la
guitarra de Daly en el escenario de la Covarrubias, en un concierto compartido
con la banda Géminis de Luis Manuel Molina, sin tener que parar el show y
continuar con el delirio de un teatro lleno hasta el cartón disfrutando rock
cubano y sinfónico. Después tener
que oír a un idiota histórico - todavía
toca claves - decir “qué bien tienen
preparado el preformance”. Si…lo teníamos bien pensado. Pero romper una cuerda era sacrilegio. No había más. Se
rompió la puta cuerda y nos quedaba una y yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Pero amábamos
ese escenario. Hoy lo hablé con Alberto Tosca y me dijo “No se me olvida esa
imagen, Yo estuve allí”.
Nunca
entendí por qué cada vez que íbamos al Mincult a buscar trabajo nos daban
curvas. Slider, tenedor, nunquita una recta: “no está, salió, reunido, de
vacaciones, fuera del país… no está”… Bis sin Music.
Pero
estaba Ángela Grau, Bobby Carcasses, el Teatro Terry y el Grupo de Teatro Pinos
Nuevos. Cuatro puntos cardinales de la historia de Arte Vivo; el Centro Teatro Estudio. Fueron ellos brújulas encantadas que marcaron
momentos irrepetibles de la música cubana en alma de rock sinfónico. Dejo el
Pabellón Cuba para final. Ángela Grau, señora de respeto y prosapia,
conocimiento y alma abierta a la creatividad. La vi pocas veces, pero todos los
que estuvieron cerca hablan muy respetuosamente de ella y su gran valía. Arte
Vivo tuvo en la Covarrubias, Café Cantante y Sala Avellaneda sitios para dejar
constancia de su talento ilimitado y ella nunca lo desaprobó.
Sigo
en la otra, pensar cuesta...
Enrique
Carballea
primero los escuché en la radio, Perspectiva (Radio Progreso) mientras pasaba el servicio militar y me sentía orgulloso del "diversionismo ideológico" que me achacaban y por el cual (entre otras cosas) casi voy a parar entre rejas (no entre mamparas). eran las primeras grabaciones de Arte Vivo, a trío (Alfredo, Enrique y Mario). luego vino mi primer contacto, los vi tocando en la Casa de la FEU, julio de 1979. ¿Se necesita decir que aluciné? Luego fue seguirlos a todos lados, conocernos, compartir músicas, cuentos, hacernos amigos, hermanos, querernos más allá de las distancias y los eventuales silencios. Fue, por mucho, lo más grosso que vi en Cuba. Un abrazo, Henry, y mis respetos siempre a Viviana y Mario que se nos adelantaron y andan por algún sitio ensayando "La risa".
ResponderEliminarhttp://surfingtheodyssey.blogspot.nl/2015/10/arte-vivo-1980-radio-progreso-studio.html
ResponderEliminarGracias por este "blast from the past." Un abrazo.
ResponderEliminarDavid Acosta Juan
Excelente.... los melómanos y críticos de música te pedimos a gritos esto....gracias...
ResponderEliminararte vivo, marco la diferencia de la juventud de los anos 80,su rock fino y bien ejecutafdo por un grupo de jovenes ,dieron un fuerte impulso a la musica, y su estilo rock sinfonico ,fue acogido por millones de jovenes cubanos ,a este estilo futurista ,que aun en estos tiempos sigue vivo en nuevas generaciones de jovenes, su baterista y director ,enrigue conzales, un talento creador y fresco, que los cubanos, nos identificamos ,en los turvios tiempos de la prohibision ,de los nuevos ritmos creados en inglatera y america,ARTE VIVO, el reverde joven ,KIKE,
ResponderEliminarENRIKE GONZALES KIKE ANONIMO EL QUE DEJO EL ANTERIOL COMENTERIO ,EMILITO JAIMANITAS
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